El Milagro de la Burocracia

El capitán está de vuelta a bordo. Durante más de un año, el barco ha estado amarrado en medio de un pequeño puerto pesquero en Ecuador. Azart es, con mucho, el barco más grande. El ruso Pasha ha sido el guardián solitario. Al principio, nuestro director surinamés, Tolin Alexander, había venido a hacer un espectáculo sobre el orgullo de la provincia: la marimba. Habíamos iniciado las conversaciones con la Municipalidad y con los actores y músicos cuando se desató la pandemia. En pocos días, los Locos pasaron de ser los invitados bienvenidos a parias. Ninguna isla del Pacífico estaría dispuesta a recibirnos. Básicamente, eso marcó el final de un viaje que había continuado durante treinte y dos años. Tolin permaneció prisionero del barco durante cuatro meses antes de poder regresar a su país. Poco después, el capitán se sometió a una cirugía de emergencia en la que le extirparon un tumor del tamaño de un puño de la columna. A partir de ahora conducirá una silla de ruedas si tiene que caminar más de cien metros. No más viajes. Finita La Commedia.

El capitán está de regreso a bordo después de diez meses de tratamiento médico. Nunca antes había dejado su barco durante más de diez días. Le espera un buen labor. El barco se entregará como regalo al grupo de teatro “Humor & Vida” que, mientras tanto, logró que la ciudad de Manta aceptara plenamente el proyecto. El barco obtiene 2000 m² en préstamo durante treinta años para instalarlo como teatro. Junto a ella se pona la tribuna y unos viejos contenedores a modo de despacho. Primero planearon el barco al final de la playa. De hecho, me gustó más este lugar en la esquina perdida. Pero después de unos meses de reflexión, al departamento de obras públicas se le ocurrió la brillante idea de utilizar el barco como imán para desarrollar toda la playa que en su estado actual está bastante deteriorada. ¡Eso es un milagro! El barco se convertirá en el catalizador para impulsar la playa como destino turístico y cultural. Este serviría tanto a la comunidad de pescadores de la parroquia de San Mateo como a los habitantes de la propia ciudad, a seis kilómetros de distancia. Hay un terminal del autobús planeado y un parking para los coches y para las lanchas. Habrá un bulevar con árboles, bares y restaurantes. Me pregunto si la ciudad podrá hacer realidad estos planes en los próximos diez años, pero una cosa parece segura: el buque se elevará como una escultura gigantesca en medio de la playa, tan grande como una ballena varada. Finalmente revela todas sus dimensiones que siempre mantuvimos ocultas al público. The Show Must Go On.

Mientras tanto, nuestros amigos del grupo de teatro se han dirigido a una multitud impresionante de funcionarios y abogados. La “Casa de la Cultura” provincial también es de los más entusiasmados. Perdieron dos mil butacas de teatro durante el terremoto de 2016. La semana que viene el esperado capitán se dirigirá él mismo a la ciudad para hacer una especie de pequeña procesión triunfal, preferiblemente sin ser conducido en su carretilla. En sus maletas trajo 17 kilos o 28 copias de su fotolibro “Barco de los Locos”, para usar como pasaporte, cada uno con un nombre designado y una dedicación. Uno de los desafíos es reunir la fuerza suficiente para tirar del barco de 180 toneladas a 130 metros de la playa. Una pequeña empresa holandesa especializada en la estabilidad de barcos hizo el diseño para la maniobra. Ojalá que la provincia envíe sus topadoras más poderosas a Manta. O de lo contrario, la armada ecuatoriana hace el trabajo. Al final, es un asunto nacional. El mundo entero es un teatro.

También se están llevando a cabo negociaciones en el puerto de Esmeraldas. Después de más de un año, de repente recordaron la existencia del barco. Dado que nuestro agente de transporte murió de Covid, tuvieron que rogarme que me dijera desde cuándo estamos en el puerto. Amenazan con enormes multas sobre las cuotas portuarias que nadie dijo que existían. De hecho, han puesto un embargo al barco por no estar en condiciones de navegar. No podemos quedarnos en el puerto ni navegar. Con este acertijo se les ocurrió y este acertijo deben resolverlo ellos mismos. De hecho, informaron al Ministerio de Infraestructura y Gestión del Agua de Holanda sobre la incautación. La siguiente cuestión es si se deben pagar impuestos sobre la importación del barco y la tribuna. A estos oficiales de la Marina me dirijo desde mi cochecito, para enfatizar la gravedad del asunto. Ya fue la hora de que el capitán vuelva a bordo. Le espera un labor perentorio. Navigare necesse est. El barco tiene que navegar.